En la zona poniente de la ciudad, donde la ciudad se encuentra con una de las áreas naturales más significativas de la región, surge un proyecto que busca replantear la forma en la que habitamos el planeta. No es una urbanización más, tampoco un complejo de lujo sin propósito. Se trata de un desarrollo inmobiliario premium que es además un gesto audaz que intenta unir arquitectura, naturaleza y futuro.
En entrevista con Armando Turrent, CEO y fundador de Balance Grupo Inmobiliario, reconocido como un líder visionario en el ámbito de la construcción regenerativa en México y Latinoamérica; un desarrollador que ha dedicado décadas a observar cómo cambia la ciudad, cómo se transforma el mercado y qué espera hoy una comunidad que, antes que lujo, investiga, pregunta y exige coherencia ambiental.
El mercado premium en el desarrollo inmobiliario
“El mercado premium tiene una ventaja muy particular: ofrece más libertad para estudiar, explorar y proponer”, asegura Turrent. No se refiere al lujo como exceso, sino a la capacidad de un público informado que desea alternativas, que entiende la importancia del entorno y que valora profundamente la investigación.
“En otros sectores, el principal condicionante es el costo inmediato. En el segmento premium, en cambio, hay apertura para analizar, para experimentar con nuevas tecnologías, para respetar el territorio. Eso nos da espacio para desarrollar proyectos que no solo cumplan su función, sino que transformen lo que ya sabemos y llevarlo a un nuevo nivel". Este le permite a otros despachos y agencias acceder a nueva información que nos ayude a cambiar la forma en que construimos y habitamos sin dejar de ser amables y cuidadosos con el planeta.
Desarrollo inmobiliario premium: Reserva Santa Fe
"En Reserva Santa Fe no queremos colonizar un área natural; queremos coexistir con ella. Ofrecer una nueva forma de habitar el planeta, en donde la arquitectura y el entorno no compitan sino se potencien”. El reto ha sido enorme y largo. La normativa ambiental, el análisis de impacto, la recuperación de áreas, los estudios de suelo: todo debía ser impecable y funcional. “Respetar la tierra y asegurar que el impacto fuese mínimo era la prioridad absoluta. Y eso condicionó cada decisión”.
“Cuando se trabaja en zonas como esta, con un mercado premium dispuesto a escuchar, tienes la oportunidad, y la responsabilidad, de diseñar desde el paisaje, no contra él”, declara Turrent consciente de su responsabilidad como desarrollador inmobiliario. Durante este proceso se pudo análizar la topografía, los flujos de agua, las especies presentes, la vocación del suelo. Significó asumir que los proyectos no se imponen, se adaptan. “Los proyectos premium deben obedecer a las características ambientales del sitio. Ese es el verdadero lujo; vivir en un espacio que respeta su origen”.
En este sentido, en vez de desplazar la naturaleza, se la acompaña. Uno de los logros más significativos del proyecto es la certificación del primer edificio verdaderamente regenerativo en la zona. No se trata únicamente de eficiencia energética o de reducción de impacto, se trata de que la arquitectura devuelva más de lo que toma.
"Apostamos por un modelo regenerativo que permite que el edificio contribuya al ecosistema. Que lo mejore”. Esto incluye sistemas de captación, manejo de agua, ventilación pasiva, biodiversidad integrada y materiales con huella ambiental mínima. Todo estudiado con profundidad y paciencia para que los proyectos futuros tengan una base de datos fiable y vasta.
Al final, el proyecto de desarrollo inmobiliario en la Reserva Santa Fe no solo propone arquitectura, propone una filosofía. ¿Qué significa habitar sin dañar? ¿Cómo garantizamos que lo que construimos hoy no comprometa el mañana? ¿Cómo reconciliamos vida contemporánea con territorio?
“Las personas quieren espacios que respiren con ellas, que se integren, que no funcionen como cápsulas aisladas. Quieren aire, quieren claridad, quieren vivir con belleza pero también con responsabilidad”.
Esta idea permanece: diseñar ya no es solo crear edificios. Es imaginar nuevas formas de vida. Y en la Reserva Santa Fe, la arquitectura intenta precisamente eso; demostrarnos que otro futuro es posible cuando se empieza respetando la tierra bajo nuestros pies.
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