El 8 de marzo miles de mujeres salieron a las calles a protestar y exigir un alto a la violencia de género. Luego llegó la pandemia y mientras que las preocupaciones cambiaron, el aumento de las cifras se mantiene y hoy, cada día, 10 mujeres son asesinadas, 49 son violadas y 7 pequeñas no regresan a casa.
Tras la muerte de Ruth Bader Ginsburg, la jueza de la Corte Suprema, las próximas elecciones presidenciales cobran especial importancia para el futuro ideológico de Estados Unidos.
Los efectos de la COVID-19 han trascendido el plano de la salud y comenzado a ser un grave peligro en aspectos económicos y sociales, lo que nos lleva a preguntarnos si esto nos hará reflexionar y encontrar el camino correcto o seguiremos dando pasos en falso como humanidad.
No hay una respuesta sencilla en cuanto a quién le conviene más a México, por lo que es interesante analizar el asunto desde tres perspectivas fundamentales: migración, seguridad y economía.
La alta cantidad de contagios y muertos por COVID-19 en nuestro país, así como los problemas económicos derivados de la enfermedad y el confinamiento para evitar su propagación, no pueden más que ser catalogados como un gravísimo problema y un enorme fracaso.
Mientras el mundo rebasa las más de un millón y medio de muertes y los 69 millones de contagios por Covid-19, las esperanzas de la humanidad yacen en las vacunas.
El nuevo presidente, Joe Biden, tiene por delante retos de proporciones enormes, como combatir la pandemia que azota a todo el planeta, frenar la crisis económica que esta ha traído y evitar la inminente catástrofe climática mundial.
Con la combinación de uno de los años más calurosos que se han registrado, una cantidad inusual de incendios forestales y la mayor sequía de la última década, tenemos en nuestras manos un grave problema, pero lamentablemente, se le está prestando poca atención.