Cultura

Cuando la risa y el humor estaban prohibidos en la Edad Media

Por: Beatriz Esquivel 16 febrero 2023 • 4 minutos de lectura

El humor y la risa no siempre fueron aceptadas, de hecho, hubo un tiempo en el que la Iglesia Católica los consideraba tan malos que los castigaba, pero ¿por qué?

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risa y humor edad media
Izq. Frans Hals, Young Man and Woman in an Inn, 1623. / Manuscrito medieval.

La risa es una reacción natural de los humanos (y se cree que algunas especies de animales también lo hacen), tanto así que sabemos que podemos reír mucho antes de aprender a hablar. La risa también es una reacción natural a ciertos estímulos físicos como las cosquillas, y de acuerdo a la cultura y la sociedad en la que vivimos encontramos el humor de diferente forma.

La risa está tan inserta en la vida humana, que incluso la forma en la que reímos es distinta en puntos distintos del mundo, y existen formas de entretenimiento pensadas exclusivamente para hacernos reír y pasar un buen rato, pero ¿sabías que en la Edad Media no siempre fue así?

Es un hecho que durante un corto periodo de la historia humana la risa, el humor y la burla fueron castigados. La risa en particular era considerada algo malo por la Iglesia Católica, por tanto, reírse no estaba permitido en ciertos contextos, o sólo eran admitidos cierto tipo de risas mesuradas, pero ¿cómo ocurrió esto?

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San Benito y la Regula Magistri

Conocida como la regla benedictina o la regla de San Benito, ésta fue creada en el siglo VI para los monjes, entre sus preceptos se encuentran el de la obediencia sin vacilación, la serie de salmos que se recitan, del cuidado de los demás, las horas de comida, y también la del silencio.

Es precisamente en las reglas del silencio donde la risa entra en juego, o más bien la ausencia de ésta, y es que la risa es una de las peores formas de romperlo.

Por otro lado, la Regula Magistri, que data del mismo siglo, pero se presume más temprana habla más a detalle del cuerpo y su papel en el bien y el mal. Jacques Le Goff, escribe en La risa en la Edad Media, que en la Regula Magistri se habla de que cuando la risa está por estallar, hay que evitar que se exprese, pues es “la peor contaminación de la boca”. Esto se basa en la idea que ojos, oídos y boca eran filtros del bien y del mal, y su uso debe ser pensado para expresar el bien o cerrar el camino al mal.

Ahora bien, esta no es la única acepción relacionada con la risa, por ejemplo, Le Goff también habla de cómo el griego tenía dos palabras para la risa: la natural y la maliciosa, “así como una para la sonrisa, pero el latín sólo tiene una “risus”, lo cual derivó entonces en “subrisus” palabra hecha para sonrisa, pero que su significado no fue tal, sino el reírse para adentro o risa secreta.

La risa y El nombre de la rosa

Un gran ejemplo en la cultura popular de esto se da en El nombre de la rosa, tanto en el libro de Umberto Eco como en la adaptación fílmica, donde el hilo conductor de una escena en la biblioteca es precisamente todo lo risible (como un monje espantado por una rata, que movió a todos a la risa).

La risa es un viento diabólico que transforma las facciones y hace que los hombres parezcan monos.

Esto exclama el bibliotecario, solo para obtener como respuestas como que la risa es un atributo humano, y el inicio de una disputa sobre si Cristo nunca rió (como lo dice el bibliotecario) o la falta de evidencia de ello, así como del uso del humor para los enemigos de la fe.

Asimismo otra escena entre los personajes sigue ahondando en la risa y la fe. “Sin miedo al diablo, ya no hay necesidad de Dios”. Esto tras la insistencia de leer un libro de Aristóteles, quien en efecto escribió sobre la risa y el humor.

¿La gente reía en la Edad Media?

Pues… sí. A pesar de que la risa y el humor tuvieran esta connotación negativa, lo cierto es que esto no quería decir que de pronto desaparecieron de la vida pública o íntima. Después de todo, la risa y el humor son inherentemente humanos.

Este tipo de reglas estaban reservadas para ciertos espacios, aquellos regidos por la Iglesia, una de las instituciones más importantes y establecidas en la época en el mundo Occidental. De tal forma, podemos pensar en los monasterios como lugares impropios para la risa desfachatada (esa a carcajadas, que transforma el rostro).

No obstante, los monjes tenían su propio humor, a pesar de las reglas. Existe la joca monacorum, que es un tipo de broma escrita. Asimismo, hablar de la Edad Media también es hablar de los carnavales y de los ambientes donde incluso los monjes y sacerdotes tenían la posibilidad de cubrirse con máscaras, bailar, beber, hacer burlas entre otros, de acuerdo con el ensayo de Aurelio González en la Revista de la Universidad de México, como la Fiesta de los locos.

En conclusión, la risa tuvo sus limitaciones en ciertos espacios durante la Edad Media, una prohibición casi a medias, pero simplemente reír no deja de ser parte de nuestra vida diaria, no importan las reglas morales o religiosas impuestas, tanto así que para el Renacimiento, hasta en el arte surgieron géneros cómicos de gran importancia como la novela picaresca o la sátira, por poner un par de ejemplos.

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