Cada 28 de diciembre celebramos el Día de los Santos Inocentes, una celebración de origen religioso que con el paso de los siglos se convirtió en la efeméride preferida de muchos para realizar bromas a expensas de otros, las inocentes palomitas que todo lo creen en este día.
Sin embargo, el Día de los Santos Inocentes en su origen proviene de un suceso bíblico bastante trágico, el de la Matanza de los Inocentes.
En resumidas cuentas, la Matanza de los inocentes se narra principalmente en el Evangelio de Mateo (2:16-18), en el que se cuenta cómo Herodes el grande, y rey de Judea, ordena la matanza de todos los recién nacidos y bebés menores de 2 años en Belén. Un relato muy similar al de Moisés, que es salvado de la matanza de todos los niños hebreos en Egipto, solo para volver en la edad adulta y liberar a todos los esclavos.
Conoce más de su historia: Por qué celebramos el Día de los Santos Inocentes
La religión y el arte han estado íntimamente relacionadas, algunas de las pinturas más importantes en la historia del arte tienen un corte religioso, desde la Última Cena de Leonardo Da Vinci, hasta La creación de Adán de Miguel Ángel.
Así es como actualmente existen una serie de pinturas del Día de los Santos Inocentes, y en específico de la Matanza de los Inocentes. El arte religioso en torno a este evento predomina en el siglo XVI, aunque hay pinturas propias del medioevo que datan del siglo X y el siglo XIV, así como del Renacimiento.
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Aunque la matanza que Herodes ordenó no es un suceso histórico comprobable, esto no detuvo a que diversos artistas lo tomaran y lo utilizaran de tópico para sus pinturas y que por ello hoy tengamos estas pinturas sumamente dramáticas, propias de diversas corrientes estilísticas, que fueron reproducidas constantemente.
Por ejemplo, Pedro Pablo Rubens, reconocido pintor renacentista que en efecto tiene bajo su hombro distintas pinturas de corte religioso como La Adoración de los pastores o La adoración de los reyes Magos, pintó repetidas veces la Masacre de los inocentes e incluso, una de las versiones de la pintura fue subastada en 2002 por 76.2 millones de dólares, un récord que hasta 2013 mantuvo para una pintura de un antiguo maestro.
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