El sueño es una actividad reparadora para nuestro cuerpo, sin embargo, puede verse comprometida en caso de que sintamos que nos caemos al dormir, una situación que asusta y en algunos casos, puede ser aterradora. ¿Por qué sentimos que nos caemos?
Cuando tenemos esta sacudida muscular involuntaria nuestro cerebro interpreta de manera equivocada que estamos cayendo, un hecho precedido por algún sueño donde nos vemos bajando escaleras o simplemente cayendo en un hoyo.
Pese a que la ciencia aún desconoce el motivo exacto por el cual ocurre, una hipótesis firme defiende y sustenta que una persona al momento de conciliar el sueño, tiene un descontrol en los núcleos vestibulares, que forman parte del aparato vestibular, lugar donde se proporciona información sobre la posición de la cabeza en el espacio y desempeña una función importante en la regulación del movimiento del tronco y las extremidades, así como en el mantenimiento de la postura corporal.
Es decir, de forma práctica, controlan el equilibrio a través de señales que le indican al cerebro dónde estamos y se desestabilizan durante la relajación.
Una señal de control motor activo a un estado de relajación que pasa del sistema activador reticular del cerebro (lugar donde se promueve la vigilia) al núcleo preóptico ventrolateral (con neurotransmisores inhibitorios para reducir la vigilia y propiciar el sueño).
Esta situación llamada también como sacudida hípnica, suele comenzar desde los músculos de las piernas y corre por todo el cuerpo, una contracción rápida e involuntaria que se cree tiene una herencia evolutiva.
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Al menos así lo sostiene la Universidad de Colorado, quienes aseguran que los primeros ancestros experimentaron estos espasmos para comprobar la estabilidad de la posición corporal antes de dormir.
Ya sea que durmieran en una cueva o en un árbol lejos de los depredadores, la contracción de los músculos les permitía comprobar su “punto de apoyo” antes de entrar en un sueño profundo.
En la actualidad, la sensación de caernos suele ocurrir de manera constante cuando estamos expuestos a factores externos que estimulan el cerebro, como el consumo excesivo de cafeína, jetlag, o después de jornadas laborales de mucho estrés.
Para disminuir en la medida de lo posible estos trastornos de sueño, desconéctate de los aparatos tecnológicos por lo menos media hora antes de dormir, práctica algún tipo de meditación, aromaterapia o rutinas de yoga para relajarte.
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