A pesar de que las abejas se asocian fácilmente con los jardines llenos de flores y climas poco abrasadores, existen varios cientos de especies de abejas que viven en el desierto, un lugar donde la vida se desdibuja ante el Sol inclemente y la escasez de agua.
Las abejas en el desierto son poderosos insectos que desafían todas las probabilidades, pues no solo sobreviven en el ecosistema árido, sino que además, prosperan y cumplen una de sus tareas más importantes: la polinización.
De acuerdo con el Desert Museum Arizona-Sonora , “las abejas constituyen un grupo muy diverso de insectos himenópteros en la región del Desierto de Sonora. Existen al menos 45 géneros en 7 familias, y posiblemente hasta 1000 especies de abejas distribuidas en esa misma biorregión”.
Diana Cox-Foster, investigadora principal de la Unidad de Investigación de Biología, Manejo y Sistemática de Insectos Polinizadores (PIRU) en Logan, Utah, mencionó para la USDA:
“Las zonas desérticas presentan una rica mezcla de microecosistemas, como manantiales desérticos y zonas protegidas por cañones, y estos microecosistemas albergan una amplia diversidad de especies vegetales”.
De esta manera, aunque se pudiera pensar que las abejas no podrían vivir en ambientes como el desierto, la realidad supera todas las expectativas. Pero… ¿cómo viven?

Las abejas y su hogar en el desierto
Información del Desert Museum Arizona-Sonora indica que la gran mayoría de las abejas en el desierto excavan madrigueras en el suelo para tener sus celdas de cría. Las cuales, pueden tener desde unos centímetros de profundidad hasta dos metros o más, cuando se trata de suelos arenosos.
Las abejas del desierto recubren sus madrigueras con secreciones cerosas que producen con sus glándulas del abdomen, lo que ayuda a impermeabilizar sus hogares, conservar la humedad e impide que algunos organismo como hongos, destruyan el alimento y las larvas en desarrollo.
Un apunte importante es que al excavar túneles, las abejas provocan que se airee el suelo y permite que el agua de las lluvias esporádicas penetre rápidamente y llegue a las raíces de las plantas; y sus heces, ricas en nitrógeno, fertilizan el suelo.
Algunas también recolectan pequeñas piedras, pelos de plantas o resinas florales que utilizan como materiales de construcción. Las abejas albañiles del género Osmia necesitan agua y barro para construir sus nidos similares al adobe y las abejas cortadoras de hojas retiran trozos circulares de hojas para moldear sus paredes celulares.
Otras abejas del desierto no excavan sus propios nidos, en cambio, buscan agujeros y túneles abandonados por los escarabajos xilófagos en ramas o árboles muertos.
El ciclo de vida de una abeja del desierto
El Desert Museum Arizona-Sonora detalla que “la mayoría de abejas del desierto de Sonora tienen solo una generación al año, y los adultos suelen emerger con la floración de las flores silvestres de primavera o verano”. Sin embargo, algunas especies tienen dos o incluso tres generaciones al año.
En un ciclo de vida típico, los machos y las hembras adultos se aparean poco después de emerger de sus celdas natales. Las hembras construyen y abastecen nidos y ponen huevos, y las larvas se desarrollan rápidamente bajo tierra.
Durante los meses más fríos, las larvas suelen permanecer en reposo y es hasta la primavera o el verano siguientes, cuando completan su metamorfosis y emergen como adultas.
Las abejas y sus adaptaciones en el desierto
La USDA detalla que las especies de abejas que viven en las duras condiciones climáticas del desierto usan adaptaciones fisiológicas para sobrevivir con agua muy limitada y altas temperaturas.
Por ejemplo, la abeja Perdita meconis (nativa del sur de Nevada), puede incluso entrar en una especie de “animación suspendida” hasta que haya suficiente agua disponible para madurar y durante varios años de sequía extrema, rara vez se encuentra polinizando, pero con el aumento de las lluvias y la abundante floración del desierto, las abejas vuelven a aparecer en mayor número.
¿Qué comen las abejas en el desierto?
Cualquier forma de vida se ha adaptado a las condiciones del desierto, de tal forma que las plantas tienen mecanismos únicos para sobrevivir, como abrir sus flores durante ciertas horas o días, en este proceso, las abejas saben con precisión cuándo y cómo recolectar el polen de las plantas.
Las abejas herbívoras se alimentan del polen, el néctar y los aceites que ofrecen las plantas con flores como recompensa floral.
Sin la polinización de las abejas, muchas generaciones de plantas no crecerían y sin las abejas, habría pocas o ningún tipo de bayas o frutos carnosos para el sustento de aves, mamíferos y otros animales salvajes.
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