Siempre que tengamos que recurrir a la historia de siglos pasados para corroborar algún dato sobre orígenes o cambios inesperados en la sociedad, hay que tener en cuenta que, en muchos casos, se trata de dar un salto de fe o de seguir indagando hasta la locura; porque las investigaciones históricas tienen el don de no terminar nunca. Sucede lo mismo con el tema de hoy, que es; el primer restaurante del mundo.
Con esto en mente, hablemos de la disputa de quién creo el primer restaurante del mundo, qué circunstancias lo llevaron a tal invención y cómo es que hay tres diferentes registros sobre el inventor del primer restaurante del mundo... Para abrir apetito, empecemos con un poco de contexto histórico.
La Revolución Francesa, la cocina y los cocineros...
Es un orgullo para los franceses que todo lo referente a la gastronomía, los restaurantes, hosterías, etcétera, se rastree en Francia como cuna de la cocina mundial. Sin lugar a dudas lo es, pero no hay que dejar pasar el lado oscuro que nos habla de los orígenes de lo que hoy representa un motivo de orgullo nacional.
Francia padeció del llamado "Absolutismo", era en la que el Rey Sol (Luis XIV) de Francia tenía el control absoluto de la nación (concentración del poder), cuestión normal en cada nación según el periodo histórico; lo que no era normal era que destinara absolutamente todos los recursos a la corte y a la clase burguesa mientras el pueblo moría de hambre. El contar con cocineros experimentados, especializados, los mejores ingredientes, las vajillas más lujosas y los platillos más elaborados era un espectáculo de derroche; a veces más importante que la degustación misma de los alimentos.
Mientras esto sucedía en las altas esferas, el pueblo tenía que conformarse con adquirir comida podrida en los mercados o con asistir a los comedores comunitarios –que no eran más que casas en las que los oficios dominaban, como los panaderos, los carniceros, los que hacían guisos, los que hacían sopas– para poder alimentarse de manera decente.
Veinte ad me omnes qui stomacho laboratis et ego restaurabo vos
Empezando con la disputa sobre quién creó el primer restaurante del mundo, hay una historia de la que muchos dudan por no tener registros fidedignos en la historia, pero es la versión más aceptada, aunque no por el gremio gastronómico francés.
Un hombre llamado Dossier Boulanger, quien se especializaba en caldos restauradores –recordemos que los caldos y las sopas nacieron en tiempos de necesidad por la penuria de no tener los suficientes alimentos y tener que improvisar una comida que restaurara el alma y el cuerpo–. No obstante, tiempo después empezó a añadir otros platillos en su casa y se le ocurrió colgar un letrero en su entrada en latín que se traduce así: “venid a mí, hombre de estómago cansado, y yo os restauraré”.
Como los platillos extra que había añadido a sus servicios chocaban con otros oficios (sí, en la Francia absolutista cada cual se dedicaba a su oficio sin obstruir el de los demás), tuvo que enfrentar un juicio que casi lo deja sin licencia para servir. Sin embargo, este simple gesto que fue colgar el cartel afuera de su casa y añadir más platos además de los caldos le dieron los puntos suficientes como para que se le considere el inventor del primer restaurante del mundo; pues según las enciclopedias gastronómicas francesas, lo esencial para que un restaurante puede llamarse como tal consiste en cuatro principales pilares: buen servicio, comida lo suficientemente buena como para restaurar corazones, un menú variado y una bodega bien surtida.
Historias alternas sobre el primer restaurante del mundo...
Fue en 1765 cuando Dossier Boulanger realizó este pequeño gesto que cambiaría la historia; además de hecho de que fue casi a la entrada de la Revolución Francesa. Años después, con la caída del Rey Sol y de toda la corte, muchos equipos de cámara, como los cocineros, sufrieron el mismo destino de decapitación que sus amos, mientras otros emigraron a Inglaterra y su aristocracia y los más aventurados empezaron a abrir negocios para seguir haciendo lo que hacían. Es así que Francia y sus principales ciudades empezaron a llenarse de establecimientos a los que bien podemos llamar restaurantes.
Es aquí donde la historia hace unos giros interesantes, pues el libro Guinness tiene registrado al Grande Taverne de Londres como el primer restaurante moderno, establecimiento abierto en 1782; y existen otras fuentes que le dan el crédito como el primer restaurantero del mundo a Mathurin Roze de Chantoiseau.
Estos nombres han sido apoyados por investigaciones de expertos; pero muchas veces los verdaderos responsables de cambiar al mundo se mantienen ocultos. Lo importante es que no hay que olvidar nunca la función principal de un restaurante: restaurarte el alma y el estómago con buena comida.
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