El siglo XIX fue un parteaguas en la historia del mundo, y es que aún estaban muy cercanos ciertos eventos canónicos de enorme importancia, como la Revolución Francesa y la Independencia de Estados Unidos. Estos movimientos ideológicos, políticos y sociales sentaron las bases para la Independencia de México el 16 de septiembre de 1810, que a su vez permeó a la sociedad dentro de muchísimos rubros, incluyendo el arte y la literatura.
La literatura en el México Independiente del siglo XIX
En este tiempo, la literatura se conformó principalmente por tres corrientes: el modernismo, el realismo-naturalismo y el romanticismo. Esta última tendencia destacó por estar ligada de forma muy directa a la Independencia de México, haciendo énfasis en el sentimiento social que surgió en el periodo del conflicto, mezclando el positivismo, el liberalismo, la política y el periodismo.
El romanticismo tenía un objetivo muy claro, que constaba en fomentar el amor a la patria, con un nacionalismo muy emotivo. Los autores más notorios de esta corriente literaria fueron Ignacio Manuel Altamirano, Guillermo Prieto, Manuel Acuña, Ignacio Rodríguez Galván y Manuel María Flores.
En contraste, el modernismo denotaba una visión más crítica a la situación política, enfocándose en la realidad mexicana de finales del siglo XIX, pues este surge en 1880, después de la Guerra de Reforma, la dictadura de Antonio López de Santa Anna y los comienzos del Porfiriato. Este mostraba un México inestable y dividido, recurriendo a la ironía y a la sátira para hacer énfasis en la situación, mientras glorificaba el pasado para enriquecer el extraño presente que se denotaba en el país.
Por último, el realismo y el naturalismo podían converger en el sentido de que buscaban romper con el romanticismo, enfocado en la vida cotidiana de las familias mexicanas, mientras se apegaban fielmente a la realidad, con textos sumamente enfocados en la precisión de los detalles. Los autores destacados en esta corriente híbrida fueron Luis G. Inclán, Rafael Delgado, Emilio Rabasa, José Tomás de Cuéllar, Federico Gamboa y Ángel de Campo Micrós.
El arte en el México Independiente del siglo XIX
El arte ligado a la Independencia de México estuvo presente por décadas, incluso durante buena parte del siglo XX, adaptándose a las corrientes principales de cada época, empezando por la primera mitad del siglo XIX, donde hubo pocas obras a raíz de los conflictos que se fueron suscitando en el México independiente, destacando por alejarse de corrientes europeas en boga para evitar evocar el colonialismo de alguna forma u otra.
De este modo, tomó fuerza la pintura del romanticismo, que destacó en el país por exaltar elementos prehispánicos, mientras retrataba la realidad transitoria en la que se encontraba la nación. En estas, se puede ver una notoria alusión a la melancolía, mientras que se construía una nueva nación independiente, siendo un recurso común el de recurrir al paisajismo, cuyo mayor exponente en México es José María Velasco.
Esta corriente siguió muy presente hasta 1910, perdiéndose durante la Revolución Mexicana, cuyo fin vio un resurgimiento en los temas independentistas, especialmente en el muralismo del siglo XX, donde podemos ver a figuras como Miguel Hidalgo y Costilla o José María Morelos y Pavón en obras de artistas como Diego Rivera, Juan O’Gorman, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
No soy tan fan de Miguel Hidalgo como personaje histórico pero no puedo ocultar mi amor por el Hidalgo Incendiario de José Clemente Orozco. Si pudiera lo tendría en el techo de mi casa Alv pic.twitter.com/dvaR5vljnx
— Manny🇲🇽 (@GoberMyyyWaaay) September 12, 2024
Aquí se pueden apreciar a detalle la narrativa de la Independencia de México, e incluso se captan varios momentos y batallas clave de este suceso, tal y como se ve en el Retablo de la Independencia de Juan O’Gorman, que muestra una cronología detallada del conflicto, comenzando con el grito de Dolores, hasta el triunfo del Ejército Trigarante.
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