Hay obras de arte que conmueven, otras que inspiran... y luego están aquellas que helarían la sangre del más valiente. Lejos de la belleza clásica y los paisajes apacibles, estas piezas descienden al abismo del horror humano, retratando desde la locura divina hasta espectros embrujados.
¿Cuáles son las obras de arte más aterradoras?
Saturno devorando a su hijo
Esta obra, pintada por Francisco de Goya entre 1819 y 1823, representa una de las escenas más brutales de la mitología: el dios Saturno devorando a uno de sus hijos para evitar ser destronado por ellos. Goya la creó directamente sobre los muros de su casa, La Quinta del Sordo, como parte de su famosa serie de Pinturas Negras.

La crudeza de la escena, con Saturno desencajado, ojos desorbitados y manos crispadas, transmite un horror ancestral, casi primitivo, que traspasa los límites y sacude al espectador.
La plaga
También conocida como “La peste”, esta obra fue realizada en 1898 por el artista suizo Arnold Böcklin, quien exploró de manera obsesiva temas como la guerra, la enfermedad y la muerte.

La figura esquelética que aparece en esta pieza cabalga entre cadáveres y ruinas, como un presagio apocalíptico. Su estilo simbolista potencia la sensación de pesadilla, haciendo de esta pintura un retrato sin concesiones del miedo colectivo frente a la peste.
El grito
Esta obra icónica del Expresionismo, creada por Edvard Munch, captura una angustia existencial pura, casi insoportable. La figura central, con un gesto distorsionado de terror absoluto, parece absorber todo el sufrimiento del universo. Más que miedo, transmite una sensación de desamparo cósmico.

El propio Munch escribió que se inspiró en una experiencia personal en la que sintió que “el cielo se volvió rojo sangre” y la naturaleza entera se puso a gritar.
El fantasma de una pulga
William Blake creó esta inquietante imagen como parte de una visión espiritual. Según el artista, las almas más voraces de los humanos renacen en pulgas, y en esta pintura representa a ese ser espectral: musculoso, antropomorfo y con una copa de sangre en la mano.

El fondo oscuro y el simbolismo oculto contribuyen a una sensación de malestar difícil de explicar que la convierte en una de las obras de arte más aterradoras de la historia.
La isla de los muertos
En esta obra, también de Arnold Böcklin, vemos una barca con dos figuras que se acercan a una isla solitaria y sombría, donde los árboles oscuros y las rocas verticales se asemejan a un mausoleo natural.

La escena evoca la travesía hacia el más allá. No es casualidad que esta pintura obsesionara a personajes como Hitler, Freud o Lenin. Su atmósfera densa y melancólica parece suspendida entre la vida y la muerte.
Dos ejecutados
Entre las obras de arte más aterradoras de la historia se encuentra esta pieza de Théodor Géricault, quien llevó el realismo a límites perturbadores con su pinceladas.

A través de “Dos ejecutados”, retrató partes humanas reales en avanzado estado de descomposición, las cuales fueron traídas de la morgue con el objetivo de capturar fielmente la brutalidad de la muerte. La escena, con cuerpos mutilados en posiciones rígidas, es un ejemplo escalofriante de cómo el arte puede enfrentarnos de forma cruda con nuestra fragilidad corporal.
El asesino
Edvard Munch regresa a esta lista con “El asesino”, una obra de arte que representa el crimen y la culpa. Inspirada en un asesinato real cometido por KN Svartbækken, un notorio criminal noruego, la pintura muestra a un hombre huyendo de una casa tras cometer el crimen.
El uso del color y la expresión facial del protagonista crean una tensión psicológica que deja al espectador incómodo e intrigado.
Manos le resisten
Conocida popularmente como “La pintura encantada de eBay”, esta obra fue creada por el artista californiano Bill Stoneham. En ella aparece un niño junto a un muñeco de tamaño humano frente a una puerta de cristal, tras la cual se perciben múltiples manos presionadas contra el vidrio. La leyenda urbana que rodea esta pintura afirma que provocaba fenómenos paranormales en la casa de quienes la poseían. Fue vendida por internet en el año 2000, acompañada de fotografías inquietantes y testimonios que alimentaron su fama macabra.
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