Este domingo 9 de noviembre se celebró una misa en la parroquia de San Francisco Mazapa, en Teotihuacán Estado de México, en honor a la recuperación de una obra de San Francisco de Asís, perdida en 2001 y perteneciente a la corriente de arte sacro.
Se trata de una pintura de arte sacro del siglo XVIII, estilo óleo sobre lienzo de formato vertical. Muestra a San Francisco de Asís de cuerpo entero, con el hábito café característico de los franciscanos, el cordón con tres nudos, símbolo de los votos de pobreza, castidad y obediencia, y el corte de cabello que tradicionalmente se le realizaba a los clérigos y monjes, denominado "tonsurado".
En el óleo sobre tela de 160 x 100 cm, San Francisco sostiene una cruz de madera en la mano derecha y una calavera en la izquierda, que significa sacrificio, penitencia y la contemplación de la muerte. En el pecho y las manos se aprecian las llagas o estigmas de Cristo, atributo distintivo del santo.
Esta obra de arte sacro está fechada en 1747 y tiene una dedicatoria que dice “A devoción de Don Gregorio Juan, alcalde actual en 3 días del mes de diciembre”. Al lado derecho de la obra aparece un donante, -muy singular- al ser personaje indígena, en tamaño pequeño y arrodillado con humildad. El mismo a quien se menciona en la dedicatoria y quien la mandó pintar en el siglo XVII. Está junto a una esfera azul que alude al mundo redimido por la fe. El paisaje al fondo es rocoso, con tonos ocres y azules que sitúan al santo en un ambiente de retiro.
La obra con marco de madera dorada, contemporáneo y que ya no es el original, fue conservada en las bodegas de la casa de subastas Morton, donde en 2018 fue detectada, gracias a Art Loss Register, una plataforma digital que cuenta con bases de datos internacionales de arte robado o perdido, a la que está suscrita esta empresa.
Esto fue posible ya que el cuadro fue reportado al momento de su desaparición ante la Interpol. Sobre esto Sofía Duarte, directora comercial de Morton Subastas, comenta en exclusiva para Revista Central, que “todas las ventas que se hacen en Morton las revisamos con Art Lost Register. Cuando nosotros mandamos este catálogo a revisión nos notificaron que tenía un reporte de robo. Por ello se retiró de la subasta. Así las autoridades iniciaron una investigación y finalmente determinaron la devolución”.
Esto sucedió en 2018, año en que fue llevada a consignación a Morton, para su venta pública. En ese momento la obra fue valuada entre $120,000 y $280,000 pesos mexicanos.
A partir de entonces se inició una indagatoria para determinar si correspondía a la obra perdida. Al resultar positivo el resultado, se definió su retorno a los dueños iniciales que son los religiosos y feligreses de la Parroquia de Mazapa. Este proceso se demoró siete años.
El Robo
De acuerdo a la narrativa de Sofía Duarte, representante de Morton, el San Francisco de Asís, fue robado junto con siete obras más, que continúan desaparecidas. “Un día llegaron a la iglesia, notaron que estaba un cristal roto. El custodio a cargo cuando llegó por la mañana, al abrir la iglesia y ver esto, fue por otras personas para verificar qué había pasado. Ahí fue cuando se dieron cuenta de que faltaban ocho obras. Sólo se ha recuperado ésta”.
Aunque es verdad que el uso de una plataforma como Art Loss, que la suscripción cuesta alrededor de mil dólares al año, es un intento de mitigar el problema mundial, existen muchas obras que nunca son reportadas oficialmente, lo que dificulta aun más su recuperación, por lo que fue una favorable coincidencia haber llegado a manos de una venta pública, pero esto podría no suceder cuando se vende de manera informal.
De hecho, el arte sacro es susceptible de sustracciones o ventas ilegítimas, pues las iglesias, monasterios y conventos resguardan gran cantidad de obras de alto valor, de las que muchas veces echan mano los mismos administradores de los lugares. Otras piezas se han perdido en épocas de persecuciones religiosas como la época revolucionaria y la cristera en que se ocultaron las obras e instrumentos, y con el paso del tiempo se perdieron.
Si existen robos directos a los templos, ya sea de personas ajenas a ellos, o relacionadas en su operación, es porque el mercado de arte sacro es uno de los más socorridos, por lo que es un escenario común el robo por encargo.
Según el artículo 51 de la Ley de Monumentos vigente en México, quien se apodera de un bien arqueológico, histórico o artístico sin consentimiento, puede recibir prisión de 3 a 10 años, más una multa de 2 mil a 3 mil días de salario mínimo.
Por otra parte, en el caso general del robo de arte, no necesariamente patrimonio especial; el Código Penal Federal en México establece que cuando el valor del objeto excede 500 veces el salario mínimo, la sanción es prisión de 4 a 10 años y multa de hasta 500 veces el salario mínimo. Esto se agrava para quien intente sacar del país o introducir sin permiso bienes culturales, artísticos, arqueológicos o históricos, lo que se castiga con prisión de 5 a 12 años y una multa de 3 mil a 5 mil días de salario mínimo.
No todas las obras de arte robadas pueden ser denunciadas debido a que no existen registros o inventarios de su existencia. Tampoco están catalogadas por el INAH como bienes patrimoniales y eso dificulta las denuncias formales.
La entrega
Este domingo, la comunidad de San Francisco Mazapa se congregó en la iglesia para recibir su patrimonio recuperado. Se trató de un a gran fiesta, llena de algarabía, donde toda la comunidad participó con gran devoción por reencontrarse con el santo. La presencia de la pintura, que ha permanecido fuera de su lugar de origen por 24 años, despertó en los habitantes del lugar un fervor renovado. Se organizaron para hacer los tradicionales tapetes de aserrín, danzas, comida y rezos.
Entre los participantes del evento estuvieron el Obispo de la Diócesis de Teotihuacán Monseñor Guillermo Francisco Escobar Galicia, quien dio la bienvenida de la obra de arte sacro con unas palabras sobre el valor de la honestidad.
También participaron el Presidente Municipal de Teotihuacán, Mario Paredes de la Torre. El Arqueólogo Rogelio Rivero Chong Director del INAH en la Zona Arqueológica de Teotihuacán. Y las autoridades civiles de la comunidad. De la empresa subastadora estuvo presente su fundador Don Luis López Morton y su hijo y actual director general, Eduardo López Morton, así como Charlotte Chambers, representante de Art Loss Register, quien estuvo a cargo de la mediación entre la parroquia y las autoridades para su retorno. Todos ellos conmovidos por el recibimiento de la gente y el resultado del trabajo conjunto que realizaron para la recuperación del patrimonio.
Sobre quién la llevó a venta y otros detalles es información que se mantiene en secreto; es probable que no estuviera enterado de la procedencia de la obra en su poder, pues con el paso del tiempo se comienzan a perder las pistas de quién fue el primer comprador y si sabía cómo fue obtenida la pieza. Aunque, recordemos que desconocer la ley no nos exime de cumplirla.
En medio de una gran fiesta, el municipio de Teotihuacán tiene nuevamente esta obra de arte sacro para renovar su fe.
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