Las ofrendas son parte central del Día de Muertos, y además de las flores de cempasúchil, el papel picado y la comida, ningún altar está completo si las velas que se colocan. Quizás tu pongas veladoras por costumbre o porque así te enseñaron, pero… ¿conoces el significado de las velas de las ofrendas de Día de Muertos?
La ofrenda de Día de Muertos es uno de los grandes sincretismos de las culturas prehispánica y española, y la tradición se mantiene vigente hasta nuestros días. El altar es un puente entre los seres vivos y las ánimas, esos seres queridos que han trascendido y que nos visitan en esta época. Por tanto, las familias se preparan para darle la bienvenida a sus difuntos: entre colocar un altar en casa, limpiar tumbas, forjar caminos de pétalos y veladoras, y, por supuesto, preparar los platillos favoritos.
El significado de las velas en la ofrenda de Día de Muertos
El uso de velas para el altar de Día de Muertos se le atribuye a la influencia española. De acuerdo con el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), anteriormente se usaban rajas de ocote, pero fueron sustituidas por las veladoras.
En Día de Muertos, la luz de las velas son la guía para que las ánimas puedan volver a sus hogares. También son símbolo de la fe y esperanza, y así como el papel picado representa el viento, las velas toman el lugar del fuego. Vaya, queda claro que al marcar el camino para las almas, no pueden faltar en ninguna ofrenda.
Las velas también pueden ser representación de cuántos difuntos hay que guiar hasta la ofrenda, y dependiendo del altar, es posible que se coloquen velas adicionales para las almas que no tienen parientes que las recuerden. Asimismo su uso también está documentado en los panteones, también como caminos hacia las tumbas.
El INPI también refiere que el color de los candeleros o los cirios en algunas comunidades indígenas son simbólicos. Por ejemplo, una vela o candelabro morado es una señal de duelo… aunque ya también sabemos que existen ciertas reglas en torno a la colocación de ofrendas para los recién fallecidos y fechas específicas dependiendo de la edad y tipo de muerte, como te explicamos aquí.
Por otro lado, el Día de Muertos también ha tenido una transformación, cada vez ocupa más espacios públicos, se ha institucionalizado y comercializado también. Por ejemplo, en “El Día de Muertos como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad. Los dilemas de una convención en Michoacán”, mencionan la instalación del Festival de las Velas en Uruapan, Michoacán, el cual es descrito como “un espectáculo visual efectuado el Día de Todos los Santos, en el que se encendieron 7 500 velas en las plazas […]; y dos mil sirios más en el Parque Nacional y 600 en el panteón municipal”.
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