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Destinos para reconectar con tus raíces si eres mexicano

Por: Alma Gómez 10–10–2025 • 6 minutos de lectura

Estos destinos no solo destacan por su belleza natural y arquitectónica, sino por ser testigos silenciosos del pasado indígena que define nuestra identidad.

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Chichén Itzá
Unsplash

Caminar sobre las huellas de las civilizaciones que nos antecedieron es más que un viaje turístico; es un reencuentro con lo que somos. México está lleno de lugares que conservan viva la esencia prehispánica, tanto en sus sitios arqueológicos como en sus sabores, rituales y paisajes. Reconectar con nuestras raíces es reconocer el pasado que nos forma, y estos cinco destinos son puertas abiertas al México ancestral.

abril 15, 2021 09:09 a. m. • 2 minutos de lectura

Destinos para reconectar con nuestras raíces mexicanas

1. Ciudad de México

plaza de las tres culturas tlatelolco
Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, Ciudad de México. / Alejandro Cáceres - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, Wikimedia Commons

Uno de los lugares más emblemáticos para reconectar con nuestras raíces es, sin duda, la Ciudad de México. Antiguamente, este territorio fue el corazón de la gran ciudad mexica de Tenochtitlán. Hoy, en pleno centro histórico, es posible admirar vestigios de esa civilización poderosa, como el monolito de la diosa Coyolxauhqui, el Templo Mayor y los restos de la Casa de las Águilas.

Otro sitio imperdible es Tlatelolco, un espacio cargado de historia donde se pueden observar ruinas de templos, palacios y plazas que formaban parte del centro comercial y ceremonial de la antigua Tenochtitlán. La mezcla de historia prehispánica, colonial y moderna en esta zona la convierte en un punto clave para comprender nuestra identidad.

2. Chiapas

La selva tropical de Chiapas es mucho más que un espectáculo natural; es también un vínculo profundo con las culturas ancestrales. Entre su espesa vegetación se encuentran zonas arqueológicas de gran valor, como Palenque, una de las ciudades más importantes del mundo maya, que en su época fue un centro ceremonial y político de gran relevancia.

Chiapas también conserva tradiciones vivas a través de su gastronomía, que incluye platillos autóctonos como los tamales chiapanecos, el pato en chirmol, el pescado sudado, el salpicón de venado y el tradicional tascalate. Además, en sus comunidades aún se elaboran prendas bordadas a mano y joyería de ámbar, reflejo del sincretismo entre lo ancestral y lo contemporáneo.

3. Oaxaca

Monte Albán
Monte Albán, Oaxaca / Pexels

Oaxaca es un destino esencial para quien busca entender la riqueza de las culturas originarias y reconectar con sus raíces. Allí se encuentra Monte Albán, una de las obras arquitectónicas más destacadas de Mesoamérica, construida por los zapotecas como centro político, social y religioso.

Más allá de sus sitios arqueológicos, Oaxaca ofrece una conexión profunda con el pasado a través de su gastronomía, reconocida por técnicas ancestrales que se reflejan en sus moles, tlayudas y bebidas tradicionales como el tejate.

4. Yucatán

Yucatán fue uno de los principales centros de la civilización maya, la cual dejó como legado ciudades sagradas y vastos conocimientos astronómicos. Sitios como Uxmal destacan por la grandeza de edificaciones como la Pirámide del Adivino, mientras que Chichén Itzá ofrece un testimonio imponente de la cosmovisión maya a través de la Pirámide de Kukulkán, una verdadera maravilla de la ingeniería y la astronomía.

chichen itza
Chichén Itzá / Unsplash

Además, en Yucatán se han descubierto numerosos cenotes que no solo cautivan por su belleza natural, sino también por ser una ventana al pasado humano. En sus profundidades se han encontrado importantes hallazgos que arrojan luz sobre los primeros pobladores de la región, como el rescate de diez esqueletos humanos que datan de hace aproximadamente trece mil años antes de nuestra era.

5. Chihuahua

El estado de Chihuahua alberga un legado ancestral poco explorado por el turismo convencional. En su territorio habitaron culturas como la de Paquimé, reconocida por sus peculiares construcciones de adobe. Un ejemplo es la Cueva de la Olla, famosa por su granero en forma de vasija, una obra única en su tipo.

Además, la naturaleza del estado también se convierte en un vínculo con lo ancestral. Las Barrancas del Cobre, con su impresionante sistema de cañones, ofrecen paisajes majestuosos donde destacan las cascadas de Basaseachic, con 246 metros de altura, y Piedra Volada, que supera los 450 metros en temporada de lluvias.

Las Dunas de Samalayuca, por su parte, son un desierto fascinante donde hoy se practica sandboarding y se recorren caminos antiguos en cuatrimoto, reviviendo el vínculo entre el hombre y el territorio.

6. Tabasco

Tabasco es otro destino que invita a conectar con nuestras raíces, ya que se le considera la cuna de los Olmecas, una de las civilizaciones más antiguas del mundo. Entre sus principales atractivos destaca La Venta, la ciudad Olmeca más antigua de Mesoamérica, donde aún se conservan pirámides, monumentos y esculturas de piedra, entre ellas las famosas cabezas colosales.

Además de ser el lugar de origen de los olmecas, Tabasco también fue un importante asentamiento maya habitado por más de mil años. La zona arqueológica de Comalcalco conserva pirámides construidas con ladrillos y estuco, y está rodeada por magníficos paisajes de flora y fauna que pueden admirarse a través de recorridos en lancha.

7. Coahuila

En Coahuila se encuentra un Pueblo Mágico que resguarda el origen de uno de los ecosistemas más singulares del planeta: Cuatro Ciénegas. Hace cientos de millones de años, este lugar se hallaba cubierto por el mar, hasta que una fractura en las placas tectónicas elevó la región a la superficie, creando pozas aisladas que aún conservan organismos vivos considerados los antecesores de las bacterias actuales.

Hoy se sabe que las pozas de Cuatro Ciénegas albergan hasta 3 mil tipos de bacterias, gracias a que sus aguas poseen un alto contenido de minerales provenientes de antiguos residuos volcánicos. Por otro lado, al suroeste del estado se encuentra la Cueva de la Candelaria, un sitio que fue habitado por grupos de cazadores y recolectores y que resguarda vestigios de su modo de vida.

8. Estado de México

Otro destino para reconectar con nuestras raíces es Teotihuacan, una de las ciudades prehispánicas más extensas y mejor planificadas del mundo antiguo. En ella se erigen la Pirámide del Sol y la de la Luna, la Ciudadela —un centro ceremonial y político—, el Templo de Quetzalcóatl y el Palacio de Quetzalpapálotl.

Teotihuacan
Unsplash

Un dato interesante sobre Teotihuacan es que la Pirámide del Sol esconde en su interior un túnel que conduce a tres cámaras, construido hace unos dos mil años. En él se halló una gran ofrenda compuesta por diversos objetos y esculturas. Se cree que este espacio era utilizado para rituales de iniciación o ceremonias de transmisión del poder.

9. Baja California Sur

Baja California también guarda una profunda conexión con nuestras raíces. En la Sierra de San Francisco, ubicada en el Desierto del Vizcaíno, se encuentra uno de los destinos más antiguos e importantes del arte rupestre. El sitio alberga sorprendentes murales prehistóricos distribuidos entre cañadas, barrancas y cuevas.

Además, el área cuenta con paisajes fósiles impresionantes, formados por restos de ballenas y conchas que relatan la historia geológica de la región. Dichos vestigios revelan que el mar llegaba hasta ese punto y permiten observar arrecifes de coral fosilizados y formaciones que testimonian la existencia de antiguos ecosistemas marinos.

Viajar a estos destinos no es solo una experiencia turística, es una forma de entender quiénes somos. Con cada paso sobre caminos antiguos, con cada sabor heredado de generaciones, con cada leyenda escuchada al pie de una pirámide, se refuerza el lazo invisible que nos une con nuestros ancestros. México es una tierra viva, y sus raíces siguen creciendo dentro de quienes deciden mirarlas de frente.

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