A Gina Salazar el vino le cambió la vida. “A través del vino encontré la pasión”, nos dice. Es lo que la mueve todos los días: estudiar, ayudar a otros, emocionarse con lo que puede generar. “Me hace querer ser una mejor persona”, afirma.
Ese amor nació hace 15 años, al ver una vid en La Rioja: “Me enamoré”. A partir de ahí, decidió meterse de lleno al mundo del vino, primero por gusto, y después como camino profesional.
Aunque ya tenía una sólida carrera en hospitalidad, consultoría y negocios, algo cambió cuando ganó el premio a la Mejor Sommelier de México 2023 por la CANIRAC. “Eso le dio un giro a mi vida profesional y personal. Me liberó”, recuerda. Fue el momento en que se convenció de que su camino podía ir completamente de la mano del vino.
La pasión como motor (y como estrategia)

Hoy, Gina combina su experiencia en estrategia, hospitalidad y logística con su pasión por el vino. “El vino enfocado desde la pasión y el negocio es una combinación perfecta para mí”, dice. Lo ve como una herramienta poderosa, no solo para el placer, sino para crecer, conectar y transformar.
Lejos de quedarse en los reconocimientos, Gina se enfoca en lo que viene. “Esto apenas comienza”, dice. Su meta: seguirse preparando, compartir lo que sabe, y convertir a más personas en wine lovers.
No me puedo quedar con todo esto para mí
Su compromiso no es solo personal: es con los demás. Por eso se ha preparado también en otras áreas, como psicología, alta dirección y liderazgo. “Quiero dar la mejor versión de mí misma para los demás”, explica.
Lo que el vino le enseñó
El vino, dice, es como un espejo. “Te lleva a lo básico: a vivir la vida, a ser feliz, a tener pasión por lo que haces”. Reconoce que el vino no es para todos, ni todos los vinos son para todas las personas. Esa diversidad, esa complejidad, es lo que le apasiona.
Su siguiente reto tal vez sea estudiar enología. “Los sommeliers interpretamos el vino, pero creo que a mí me falta entenderlo más desde la tierra”, comenta. Quiere acercarse al origen: el clima, las uvas, los suelos.

Mujeres, estrategia y liderazgo
A Gina Salazar, le gusta que las mujeres vayan por delante y reconoce el impacto que tiene en ellas. “Una vez alguien me dijo: ‘No te das cuenta, pero impactas con lo que haces y dices. Nos haces perder el miedo a hacer cosas’”, cuenta. Eso la hizo reflexionar y sacar algunas lágrimas durante la entrevista.
Esa capacidad de ver un proyecto desde todos los ángulos —vino, restaurante, negocio, estrategia, rentabilidad— es algo que ha pulido a lo largo de los años. “Eso es alta dirección y carácter”, le dijo alguien una vez. Y lo ha asumido.
Su forma de pensar y estructurar ideas ha ayudado a muchas personas a encontrar claridad, tomar decisiones y creer que ellas también pueden. “Me gusta pensar que despierto eso en los demás”, dice, visiblemente conmovida.
Gina, no busca ser ejemplo, pero lo es. Se ha convertido en una figura que inspira, no por pretensión, sino por convicción. Desde su pasión genuina por el vino hasta su visión estratégica de la hospitalidad, su camino es una invitación a transformar la vida —propia y ajena— a través del conocimiento, la generosidad y el amor por lo que se hace. El suyo es un liderazgo que no grita, pero deja huella.
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