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5 destinos para reconectar con tus raíces si eres mexicano

Por: Alma Gómez 10–10–2025 • 3 minutos de lectura

Estos destinos no solo destacan por su belleza natural y arquitectónica, sino por ser testigos silenciosos del pasado indígena que define nuestra identidad.

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destinos para reconectar con tus raíces si eres mexicano
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Caminar sobre las huellas de las civilizaciones que nos antecedieron es más que un viaje turístico; es un reencuentro con lo que somos. México está lleno de lugares que conservan viva la esencia prehispánica, tanto en sus sitios arqueológicos como en sus sabores, rituales y paisajes. Reconectar con nuestras raíces es reconocer el pasado que nos forma, y estos cinco destinos son puertas abiertas al México ancestral.

abril 15, 2021 09:09 a. m. • 2 minutos de lectura

Destinos para reconectar con nuestras raíces mexicanas

1. Ciudad de México

plaza de las tres culturas tlatelolco
Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, Ciudad de México. / Alejandro Cáceres - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, Wikimedia Commons

Uno de los lugares más emblemáticos para reconectar con nuestras raíces es, sin duda, la Ciudad de México. Antiguamente, este territorio fue el corazón de la gran ciudad mexica de Tenochtitlán. Hoy, en pleno centro histórico, es posible admirar vestigios de esa civilización poderosa, como el monolito de la diosa Coyolxauhqui, el Templo Mayor y los restos de la Casa de las Águilas.

Otro sitio imperdible es Tlatelolco, un espacio cargado de historia donde se pueden observar ruinas de templos, palacios y plazas que formaban parte del centro comercial y ceremonial de la antigua Tenochtitlán. La mezcla de historia prehispánica, colonial y moderna en esta zona la convierte en un punto clave para comprender nuestra identidad.

2. Chiapas

La selva tropical de Chiapas es mucho más que un espectáculo natural; es también un vínculo profundo con las culturas ancestrales. Entre su espesa vegetación se encuentran zonas arqueológicas de gran valor, como Palenque, una de las ciudades más importantes del mundo maya, que en su época fue un centro ceremonial y político de gran relevancia.

Chiapas también conserva tradiciones vivas a través de su gastronomía, que incluye platillos autóctonos como los tamales chiapanecos, el pato en chirmol, el pescado sudado, el salpicón de venado y el tradicional tascalate. Además, en sus comunidades aún se elaboran prendas bordadas a mano y joyería de ámbar, reflejo del sincretismo entre lo ancestral y lo contemporáneo.

3. Oaxaca

lugares para reconectar con tus raices oaxaca
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Oaxaca es un destino esencial para quien busca entender la riqueza de las culturas originarias y reconectar con sus raíces. Allí se encuentra Monte Albán, una de las obras arquitectónicas más destacadas de Mesoamérica, construida por los zapotecas como centro político, social y religioso.

Más allá de sus sitios arqueológicos, Oaxaca ofrece una conexión profunda con el pasado a través de su gastronomía, reconocida por técnicas ancestrales que se reflejan en sus moles, tlayudas y bebidas tradicionales como el tejate. Las expresiones culturales como la Guelaguetza y La Calenda, con sus bailes, música y colorido, son celebraciones vivas con raíces indígenas que aún laten con fuerza.

4. Yucatán

chichen itza
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Yucatán fue uno de los principales centros de la civilización maya, una cultura sofisticada y avanzada que dejó como legado ciudades sagradas y conocimientos astronómicos. Sitios como Cobá, con sus estructuras aún parcialmente cubiertas por la vegetación, evocan el misterio y la grandeza de esta civilización. Uxmal, por su parte, destaca por la Pirámide del Adivino, un templo ceremonial que representa la conexión espiritual entre la tierra y el cosmos.

Y por supuesto, Chichén Itzá, uno de los sitios arqueológicos más famosos del mundo, ofrece un testimonio imponente de la cosmovisión maya. La Pirámide de Kukulkán es una maravilla de ingeniería y astronomía que demuestra el profundo conocimiento que poseían estas culturas sobre el universo.

5. Chihuahua

El estado de Chihuahua alberga un legado ancestral poco explorado por el turismo convencional. En su territorio habitaron culturas como la de Paquimé, reconocida por sus peculiares construcciones de adobe. Un ejemplo es la Cueva de la Olla, famosa por su granero en forma de vasija, una obra única en su tipo.

Además, la naturaleza del estado también se convierte en un vínculo con lo ancestral. Las Barrancas del Cobre, con su impresionante sistema de cañones, ofrecen paisajes majestuosos donde destacan las cascadas de Basaseachic, con 246 metros de altura, y Piedra Volada, que supera los 450 metros en temporada de lluvias. Las Dunas de Samalayuca, por su parte, son un desierto fascinante donde hoy se practica sandboarding y se recorren caminos antiguos en cuatrimoto, reviviendo el vínculo entre el hombre y el territorio.

Viajar a estos destinos no es solo una experiencia turística, es una forma de entender quiénes somos. Con cada paso sobre caminos antiguos, con cada sabor heredado de generaciones, con cada leyenda escuchada al pie de una pirámide, se refuerza el lazo invisible que nos une con nuestros ancestros. México es una tierra viva, y sus raíces siguen creciendo dentro de quienes deciden mirarlas de frente.

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