El picante no solo despierta las papilas gustativas: desata una pequeña tormenta en tu cuerpo. Para muchos, es imposible disfrutar de una salsa bien cargada sin que los ojos lagrimeen, la nariz se convierta en una cascada o incluso se sienta picor en los oídos. Pero lejos de ser una señal de debilidad, estas reacciones tienen raíces biológicas precisas, por eso, entender por qué moqueamos al comer picante es abrir una ventana al fascinante funcionamiento de nuestro cuerpo ante los estímulos intensos.
¿Por qué moqueamos al comer picante?
De acuerdo con el portal Banner Health el moqueo al consumir picante es causado por una rinitis gustativa, una condición no alérgica que se activa cuando ciertos ingredientes estimulan los nervios de la boca y la garganta, enviando señales al cerebro que ordenan la producción de mucosidad como mecanismo de defensa.
Uno de los principales responsables de esta reacción es la capsaicina, el componente activo presente en los chiles y también en otros alimentos como el wasabi o el jengibre. Esta sustancia engaña al cuerpo haciéndole creer que hay una fuente de calor o irritación, lo cual provoca que el revestimiento nasal se inflame y produzca más moco para expulsar lo que percibe como una amenaza.

A este fenómeno se le suma la influencia de la temperatura de los alimentos. Cuando la comida está muy caliente —ya sea por temperatura real o por el efecto del picante— las fosas nasales reaccionan generando más secreciones para proteger las membranas mucosas del posible “daño”.
Aunque esta reacción puede ocurrir en cualquier persona, hay quienes son más susceptibles, como aquellos que padecen de sinusitis crónica, rinitis no alérgica o pólipos nasales, condiciones que sensibilizan aún más las vías respiratorias.
¿Cómo evitar moqueo al comer picante?
Si eres de los que no puede evitar moquear al comer picante, hay algunas estrategias que te ayudarán a reducir la intensidad de esta reacción. Primero, modera la frecuencia y la intensidad del picante en tu dieta. Opta por alimentos con niveles bajos o medios de capsaicina para acostumbrar a tu cuerpo de forma gradual. Otra recomendación útil es comer con calma. Masticar despacio y dar tiempo al cuerpo para adaptarse al estímulo puede disminuir la cantidad de secreción nasal.

Evita consumir picante en ambientes con temperaturas extremas, ya que el calor o el frío intensifican la reacción nasal. Asimismo, combinar alimentos picantes con ingredientes calmantes, como productos lácteos (leche, yogurt o crema), ayuda a neutralizar la capsaicina, reduciendo la sensación de ardor y la producción de moco.
Por último, mantente bien hidratado. Beber agua contribuye a diluir la mucosa, alivia la irritación y mejora la respuesta del cuerpo ante el picante.
¿De qué otra forma te afecta comer picante?
El picante no se limita a hacerte moquear. También puede provocar lagrimeo ocular, ya que la capsaicina activa terminaciones nerviosas cercanas a los ojos. Si el chile entra en contacto directo con ellos, puede causar hinchazón, enrojecimiento e incluso dolor, por lo que es crucial lavarse bien las manos después de manipular este tipo de alimentos.

Otra zona que puede verse afectada son los oídos. Algunas personas experimentan una sensación de picor, ardor o incluso una leve sordera temporal debido a la dilatación de los vasos sanguíneos, lo cual altera la percepción térmica en el oído medio.
Además, el picante puede impactar la voz, ya que la inflamación de las cuerdas vocales provoca una tonalidad más ronca. Para quienes sufren de reflujo ácido, el picante puede agravar la irritación de la garganta y causar una sensación de quemazón persistente.
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